ANÁLISIS DE LA ACTIVIDAD INVESTIGATIVA NACIONAL Y GLOBAL


Actualmente, en los inicios de este siglo XXI, las transformaciones y los avances tanto científicos como tecnológicos han impactado profundamente a las sociedades. Los países desarrollados cada día invierten más dinero en la actividad investigativa, lo cual conlleva a la prosperidad económica y el bienestar social de los individuos de esas naciones. Sin embargo, los países en vías de desarrollo no pueden jactarse de lo mismo porque no han logrado que los gobiernos entiendan la importancia del quehacer investigativo como factor determinante para el crecimiento económico, social, cultural y político de las naciones.

En un mundo globalizado, las poblaciones crecen rápida y vertiginosamente a la par de los cambios y las exigencias sociales que son cada vez mayores en cuanto al acceso al conocimiento y a una educación profesional. Los sectores empresarial y productivo se han vuelto más competitivos, trayendo como consecuencia la desaparición de aquellas empresas más débiles que no soporten el gran peso de esa competitividad. Por su parte, las universidades, por ser recintos donde la investigación tiene su razón de ser y su origen, no escapan a esta realidad.

Por otra parte, la globalización como fenómeno mundial relacionado a los avances científicos y tecnológicos, ha traído sus ventajas y desventajas. Una de ellas es que el sector empresarial se ha involucrado hasta tal punto en la educación que ésta termina respondiendo a sus intereses, basándose en la economía de mercado. Incluso, términos como “mercadeo del conocimiento” se ha convertido en la panacea de las universidades públicas latinoamericanas a la hora de plantear soluciones a la crisis presupuestaria y tantos otros problemas que no se han logrado resolver en los países en vía de desarrollo. El conocimiento que se obtiene de la investigación debe estar puesto al servicio del ser humano, concebido como sujeto capaz de transformar su entorno, y no exclusivamente puesto al servicio de los intereses empresariales y del mercado.

Entre las ventajas de la globalización se encuentra una de vital importancia para el avance de la educación universitaria: la competitividad. Este factor ha motivado a un sin número de instituciones a mejorar cada día y a aprender de sus errores. Las universidades han tenido que preocuparse por ofrecer un buen servicio a su comunidad para no quedar atrás, mientras la vorágine de la tecnología y la ciencia envuelve el ser, el hacer y el convivir de las personas.

En el caso de las universidades venezolanas, muchas han sido las dificultades con las que se han enfrentado a través de la historia en cuanto a los recortes de presupuesto, al poco interés del Estado en invertir en las áreas de la investigación y la extensión universitaria, el desmejoramiento de la profesión docente, la pérdida de valores, el abandono de las humanidades, entre otros. De igual forma, la universidad se ha visto aislada de diversos sectores que contribuirían a su crecimiento, por la misma desmotivación que han creado todos los elementos nombrados anteriormente.

La concepción de la investigación se ha desvirtuado a tal punto de que se ha vuelto para los estudiantes un requisito más para obtener un título y para los docentes un requisito más para ascender de status. Sus trabajos quedan atrapados en una biblioteca, o tal vez, se lograrían publicar en una revista, sin hacer un mayor recorrido. La investigación se ha convertido en papeles repletos de polvo y de olvido.

En mi opinión, y basándome en los puntos desarrollados anteriormente, las universidades públicas han quedado rezagadas en cuanto a la producción de conocimientos novedosos. Los esfuerzos que se han hecho para mejorar esta situación no han sido suficientes. Existe, además una inclinación al paternalismo, a la dependencia económica que ha traído la explotación del petróleo y a la mala distribución del dinero de la renta petrolera, lo cual no nos ha permitido como sociedad estar a la vanguardia de la innovación científico-tecnológica. Al contrario, esto ha traído lamentablemente el efecto “fuga de cerebros” que no es más que el hecho de que nuestros mejores talentos en la distintas disciplinas científicas y humanísticas se van de Venezuela, al darse cuenta de que en otros países le ofrecen todas la facilidades de infraestructura investigativa y de trabajo, además de un salario mucho más alto

Las universidades públicas deben replantearse seriamente el papel que juegan en la sociedad venezolana. Aunque es importante destacar que existe un esfuerzo de estas instituciones por lograr que las labores de extensión e investigación tengan más presencia en el quehacer universitario. Muchas son las iniciativas de personas que luchan incansablemente por que la excelencia sea una realidad y no un camino deseado. Sin embargo, estas iniciativas no deben ser impulsadas solo por individuo o por pequeños grupos de docentes y demás profesionales.

Es imprescindible que el gobierno y el sector productivo comprendan la importancia que tienen esas dos labores (extensión e investigación) y decidan invertir grandes sumas de dineros a favor de ellas, así como también llegar a convenios donde el beneficio sea mutuo y, por supuesto, para las comunidades. En vista de la complejidad de los nuevos tiempos se hace necesaria la conjunción de esfuerzos, no es momento para enfrascarse en diferencias ni en reprochar o lamentarse por los errores; más bien, es tiempo de los acuerdos y la conciliación en función del bienestar social y económico del país.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario